Meditación Vipassana (Parte 1) – JotaJ
Meditación Relajación

Meditación Vipassana (Parte 1)

29 abril, 2012
Meditación en lago

La siguiente es una transcripción adaptada y enriquecida de una charla dada para el podcast “Radio Sinergia” disponible en iTunes Store

Hace varios años, cuando indagaba sobre métodos mentales de relajación, empecé a estudiar  los escritos de Krishnamurti  y –por referencia de un amigo-eventualmente llegué a conocer  las enseñanzas del maestro Osho. Primordial para la filosofía de Osho, a pesar de que a él no le gusta que se trate de sus enseñanzas como “filosofía”,  pero un tema recurrente es la meditación. 

¿Qué es la meditación?

Muchas veces se asume que la práctica de meditación es algo que pertenece a alguna secta religiosa (por ejemplo el budismo),  sin embargo este no es el caso, todo lo contrario, en la mayoría de los programas introductorios en los que he participado se le trata como una técnica,  una especie de práctica deportiva cuyo objetivo es un resultado bien concreto.  No tiene que ver con fe, si no más bien con experimentar vivencialmente resultados concretos.

La meditación más popular de Osho es la Meditación Dinámica y ésta es una combinación que él ideó la cual incluye elementos del método Vipassana. Dicha adaptación tuvo una gran popularidad entre sus adeptos y la gente que residía en sus comunas. Muchos atribuyen la fama que hoy goza Osho a su meditación dinámica. Dicha técnica tiene el potencial de rendir frutos tangibles de una manera muy rápida,  calma la mente, evoca paz y balance no de una manera intelectual si no que se puede experimentar profundamente en cuerpo, mente, y emociones.

A pesar de que esta Meditación Dinámica fue tan central para Osho, realmente se trataba de un escalón, necesario para  los occidentales del siglo 21.  Pues si bien los principios de la meditación son universales y atemporales, no es lo mismo las circunstancias en las cuales  aprendemos los principios de la meditación, a aquellos en que se vivía ya sea en la época del Buda o de otros maestros milenarios.

Meditación hecha para el ambiente agitado de hoy

Las cosas han cambiado y han cambiado sustancialmente. Por ejemplo estamos sometidos constantemente en un influjo de información y de estímulos sensoriales que nos mantiene en un estado mental de constante agitación y esa es una realidad que para las personas que recibían las instrucciones de meditación del Buda no era así.  Ellos vivían en una sociedad campestre carente de nuestro contante flujo de información por asimilar, que lo que hace es  excitar la mente y mantenerla en una vibración que podríamos especular nunca ha sido tan alta como en nuestra época, que indiscutiblemente trae sus ventajas pero también sus retos.

En vista de esta realidad Osho ideó una manera para que los occidentales pudiéramos tener acceso a estas enseñanzas del Buda en nuestra sociedad tan agitada,  tan ajetreada,  y este primer paso constaba en expulsar, en expresar sin barreras sentimientos reprimidos mediante una catarsis. 10 minutos de catarsis, de expresar, de brincar, de llorar, de expulsar sin ninguna inhibición todos estos sentimientos para luego pasar de manera natural a la etapa de meditación y de observación. Valga la pena mencionar que este truco de cansar el cuerpo físico para permitir el silencio mental fue utilizado también por el gran maestro Gurdjieff.

De lectura veloz a la observación de la mente

Cuando empecé a estudiar las enseñanzas de Osho, me cautivó la idea de la auto-observación como metodología para alcanzar el silencio interno. Antes de tener contacto con las enseñanzas de estos maestros orientales, yo tuve un encuentro poco usual con unas ideas que eventualmente descubriría que compartían estos maestros orientales y fue por un curso de lectura veloz.

En dicho curso había una idea central que era que cuando leemos automáticamente verbalizamos (ya sea con las cuerdas vocales o con la voz interna) lo leído, queriendo decir que las palabras que vemos sobre el papel las hablamos dentro de la cabeza, las hablamos en forma silenciosa y luego procesamos su contenido. En este curso decían que ese paso intermedio era innecesario, que  podíamos entrenarnos para ver una palabra escrita, no verbalizarla dentro de la cabeza, y aún así digerir y apropiarnos de su contenido.  De esta manera la lectura iba a ser muchísimo más rápida.

Este video cuenta con subtítulos en español, hága click sobre las letras CC y allí puede bajar hasta encontrar «Spanish»

Esto fue una idea que recuerdo que cuando me la enseñaron llegué a hablar con mi papá porque me parecía absurdo el poder pensar sin verbalizar.  Luego al pasar los años, al estar estudiando a Osho, aprendí  que central para su enseñanza acerca de la meditación estaba el mismo concepto, el tener una práctica constante cuya meta era callar el tránsito de palabras por la cabeza.

Una disociada auto-observación

Milagrosamente no sólo lo leí y me pareció interesante, si no que saqué mi ratito y empecé a practicar las técnicas que enseñaba Osho en sus libros, lo cual no es nada fácil. Un buen día partí hacia el centro comercial a ver si encontraba un buen libro de meditación, poco sabía que iba a encontrar a un fabuloso instructor que me marcó de por vida. Dicho tomo es el clásico de Lawrence LeShan (ver link más abajo). Y así me di a la práctica. Al principio me sentía como un idiota diciendo: “diay ¿por qué me voy a sentar aquí la totalidad de 5 minutotes, sentarme aquí en esta silla sin hacer nada?”

Esos primeros 5 minutos resultaron una eternidad, sobre todo por la autocrítica que tenía.  Sin embargo pasó un día, una sesión de 5 minutos, luego el segundo día sólo dure 3 minutos, pero al pasar una semana empecé a notar que al terminar estas sesiones me sentía mucho más tranquilo y empecé a indagar más y encontré sobre todo una técnica que me llamó mucho la atención por su simpleza, leí una explicación de Osho en la cual mencionaba que el principal descubrimiento del Buda había sido que jamás –y es una paradoja-, jamás es posible parar el flujo de palabras por la cabeza con más palabras. Me acuerdo que de niño tenía un juego en que me ponía a decir “bueno, ahora no voy a pensar en nada, ok no voy a pensar en nada, no voy a pensar en nada, ¡ah pero estoy pensando en las palabras! y ahora si” y uno terminaba en un callejón sin salida.

Sin embargo, la técnica llamada Vipassana (significa ver las cosas tal y como son en realidad) daba la promesa de que al practicarla poco a poco la cabeza se va callando.  Que la verbalización, el constante cotorreo de la cabeza iba a ir callándose mediante esta abstraída auto-observación.  Por ejemplo mencionaba que al estar  viendo una película en el cine,  tenemos un entendimiento de que es  una película, por lo tanto, si hay una tremenda injusticia proyectada en la pantalla del cine,  no nos ponemos de rodillas y empezamos a llorar y a suplicarle al enemigo que está haciendo esta acción tan deplorable que por favor pare, que si no tiene conciencia, y no nos tiramos a llorar por el pasillo del cine, ¡no!   Tenemos claro que hay una distancia entre lo que está en la pantalla y lo que llamamos realidad.  Tenemos claro que hay una distancia, un espacio que nos divide en conciencia.

El inicio de una práctica

En estos primeros intentos tuve meses de práctica muy constante, luego lo abandonaba, me ponía ansioso de nuevo, luego la volvía a retomar pero había descubierto algo que realmente me había  aportado algo.  La exploración siguió tanto en práctica como leyendo y buscando información.

Eventualmente me compré un almohadoncito y una alfombrita  diseñados para meditar y se convirtió realmente en un hábito mío muy querido, el cual todas las mañanas me despierto, tomo un poco de agua y antes de empezar el día realizo 30-40 minutos de esta práctica.

Empecé a indagar en Internet, a ver si había profesores o instructores en Costa Rica, y en el 2008 encontré la página http://www.dhamma.org/  Para mi sorpresa encontré que había un curso en Costa Rica, metí mi información en la página como interesado para participar en un curso y efectivamente me respondieron, y rápido, y tuve que tomar una gran decisión por que el curso no era vacilando. Decía que eran 10 días de tomar un voto de silencio y había un montón de reglas que parecían muy estrictas y un horario diario para esos  días que parecía extenuante, con sesiones de meditación donde el website no aclaraba, pero habían sesiones de meditación de 3 horas y aún así decidí apuntarme para el curso.

Esto fue del del 28 de enero al 8 de febrero del 2009. Descubrí que había personas más aventureras que yo, que habían elegido este curso como primera introducción a las técnicas de meditación y yo por dentro me daba gracias, por dicha que yo había tenido alguna práctica, si no se me iba a hacer una cuesta demasiado grande.

En la próxima entrada voy a relatar cómo fué el resto de mi experiencia con el retiro Vipassana.

You Might Also Like

No Comments

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

css.php