En este artículo va a encontrar:
- La causa de la ansiedad por encontrar la pasión de la vida a los 17 años de edad
- El mito de las profesiones “que dejan”
- “Haría lo que fuera, si solo supiera lo que es”
- 3 ejercicios para encontrar claridad vocacional rápidamente
Del colegio al resto de su vida
Hace año y medio empecé a apoyar a jóvenes de colegio en su proceso de admisión a universidades extranjeras, la mayoría en EEUU. Los asisto en la preparación de sus exámenes de admisión, cartas de solicitud de admisión y –de vez en cuando- conversamos sobre el difícil tema de elección de carrera universitaria.
En la mayoría de los casos, se escuchan los suspiros de amargura cuando se percatan de que han dejado de lado esta trascendental tarea, la cual ya está abalanzada encima de ellos.
Es en esas ocasiones en las cuales me remonto a mi último año de colegio: bachillerato, serenatas, la fiebre por las fiestas, los paseos, despedidas… y en medio de todo el trajín:
“Bien joven, ahora tiene que decidir cuál va a ser su carrera… y mejor que no se equivoque, porque lo va a acompañar por el resto de su vida”
¡¿Perdón?!
El violinista de cuatro años
El agravante de semejante imposición es la imagen que nos han hecho tragar como el ideal de una vida exitosa: colegio, universidad, familia y un sólido trabajo por el resto de la vida. Entonces no es de extrañar que muchos de mis alumnos se sientan frustrados a la hora de elegir la vocación que deberá acompañarlos por el resto de su vida. ¡No es para menos!
La realidad es que es la minoría de las personas que a corta edad encuentran la pasión de su vida y la persiguen desde la niñez. El niñito que empezó a practicar el violín a los cuatro años y nunca paró, es una excepción. De hecho, en su libro “I could do anything if i only knew what it was” (“Haría lo que fuera, si solo supiera lo que es”) la autora, Barbara Sher menciona un estudio que encontró que en los ’90 los recién graduados de universidad iban a tener (en promedio) diez a doce distintos puestos de trabajo en tres a cinco industrias distintas durante su vida laboral.
Una brújula eficiente
Mi propia experiencia a la hora de decidir mis estudios también fue difícil. Mi “introspección” fue algo así:
- ¿Cuál es una profesión “que deja” (dinero)
- Que tenga mucha gente matriculada en ella (buen augurio)
- Que tenga que ver con algo que me gusta?
Rápidamente inspeccioné mi cuarto en busca de una señal cuando.. ajá! La caja de mi juego de PC favorito: El Simulador de Vuelo… Aviones… Motores… Eso es! Ingeniería Mecánica! Voilà!
Gracioso como en esa inspección ocular me brinqué mi batería, colección de películas, 200 CDS, partituras, y decente colección de literatura. Pero eso es otra historia.
En todo caso en los últimos cuatro años me he dado a la tarea de probar con varios métodos que puedan ahorrarle a futuros graduandos (ahora incluidos mis alumnos) el supremo aburrimiento, frustración y autoimagen rasguñada que me dejó el someterme estoicamente a una carrera universitaria que –simplemente- no tenía nada que ver con mi personalidad.
Lo que he encontrado, después de leer bastante y probar algunos programas, lo puedo resumir en las siguientes ideas:
- Es vital dedicar tiempo y esfuerzo en esclarecer cuales son nuestras preferencias voacionales. El sistema educativo actual no lo va a hacer por uno, de hecho, es un área gigantesca que muchas veces es ignorada por completo en los colegios.
- La mejor manera de aprender estas preferencias es viviéndolas en carne propia. No de lo que le cuenta mamá. No de lo que dicen los amigos. Vivirlo en carne propia, aunque sea por un día.
- Si bien no es fácil, encontrar el sentido de motivación apropiado es –por mucho- la mejor inversión que se puede hacer para obtener bienestar y entusiasmo a largo plazo.
En busca de sentido… y de una carrera
El clásico relato de Viktor Frankl “El Hombre en Busca de Sentido”, es una potente dosis de realidad garantizada de hacernos saber exactamente cuán (literalmente) vital es encontrar un sentido que guie la el día a día. Como anexo está la “Trilogía de Auschwitz” de Primo Levi, libro que según el mago David Blane lo inspiró a seguir su carrera. Ambos libros son un llamado potente… bah! son una cachetada para despertar a la urgencia del asunto de los objetivos personales y profesionales.
Como segunda recomendación, está “Haría lo que fuera, si solo supiera lo que es” , el cual me costó empezar a leer por lo abominable de su carátula. Pero cuando lo leí supe que había encontrado exactamente lo que anduve buscando durante un tiempo descomunalmente largo. Si hay algo que podría resentirle a la suerte es no haberme puesto este tomo en las manos por allá del ’97 (tres años después de su publicación).Lamentablemente solo se encuentra disponible en inglés. A pesar de que sí existen otras publicaciones similares de Barbara Sher traducidas al castellano.
Algunos ejercicios esclarecedores
Vale mencionar que el libro de Sher está repleto de ejercicios cortos y concisos para ayudarle al lector a sobreponer las trabas que le están impidiendo ver con claridad. Tomando en cuenta esto, déjenme presentarles –en versión resumida- tres de los ejercicios que me resultaron más convincentes y reveladores:
1: Las expectativas por cumplir:
Haga una lista de todas las figuras más influyentes en su familia y amigos. Puede incluir a padres, tíos, hermanos, mentores, hijos, esps@ o novi@. Proceda a hacer un examen de qué es lo que cada uno de ellos espera de usted, en ámbito laboral y personal.
Construya con imágenes de revistas o Internet a ese personaje que brotó del ejercicio. Muchas veces lo que emerge es un personaje que es presidente de una corporación, triatleta olímpico, esposo perfecto, padre de 5 hijos y voluntario en África. El punto en poner en evidencia que es absolutamente imposible cumplir con las expectativas de todos, y que la decisión más sana va a provenir de uno mismo.
2: El panel de héroes:
Para obtener claridad sobre cuales son los valores – a largo plazo- que uno quisiera perseguir de manera profesional, una buena idea es examinar quienes son los héroes propios. Puede ser desde el tío que fundó su propia empresa, algún autor que le cambió la perspectiva, un músico, etc. El punto del ejercicio es que tenemos una predisposición a admirar a personas que encarnan nuestros anhelos más profundos.
Por ejemplo si uno de los libros que nos cambió profundamente es Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, quizás un trabajo que requiera de la constante optimización del funcionamiento de una empresa podría ser una opción. O si el máximo héroe suyo es Bono, pués eso podría apuntar a una carrera creativa o altruista.
3: El trabajo del infierno
Si tiene un bloqueo para imaginarse su quehacer ideal, imagine su trabajo infernal! Tres horas de tráfico para llegar, el mimado hijo del dueño es su jefe, no hay ni una ventana cerca, esperan soluciones creativas de la nada, 4 días de vacación al año? Deje fluir su imaginación y desahóguese.
Ahora dele vuelta. Un trabajo a 10 minutos de casa, un ambiente colaborativo con objetivos concisos y claros, oficinas aire fresco, un manual de operaciones prístino y claro, y libertad para reservar días de vacaciones. Como un milagro surge el empleo perfecto que va a ayudarle a acercarse más a una profesión más acorde a su personalidad.
Nada de malo en probar
Finalmente, una vez que se ha optado por alguna posible ruta, Barbara Sher recomienda lanzarse e invertir unos 6 meses en algún tipo de trabajo. La experiencia existencial de estar en una rutina es la más esclarecedora de todas. Rápidamente uno revela las predilecciones propias con respecto al tema laboral.
Como siempre, el error más grave es quedarse con la opinión de que el trabajo es algo que hay que soportar semana tras semana hasta el día de la pensión. El libro es realmente una herramienta excelente para traer claridad y paz a quienes están en esos momentos de angustiante duda.
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